Alfredo Holguín M.

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Tynset, Hedmark, Norway
Hola. Soy un colombiano que trabaja a diario por la construcción del horizonte de la esperanza. En este blog quiero compartir mis elaboraciones sobre temas de análisis político que son producto de muchos años de estudio, discución y lucha.

martes, 27 de abril de 2010

Ráspale la piel a un Angelino y encontrarás a un Garzón

“El renegado no defiende ya el socialismo
de los abusos poco escrupulosos;
ya no trata de vaciar el agua sucia de la revolución (...)
para proteger al niño del baño:
descubre que el niño es un monstruo al que hay que estrangular.
El hereje se convierte así en renegado.”
Isaac Deutscher
___________
Hemos concentrado nuestra atención en la lucha contra las variantes de la Derecha colombiana y no nos hemos detenido a examinar el dispositivo de la cooptación como herramienta del establecimiento.
Aparte de lo ya conocido, no sobra recordar que ella no ha escatimado esfuerzos para colocar frenos y zancadillas a la oposición. Claro, la noticia no es nueva, pues si se hace un poco de memoria no sólo traicionaron el ideario independentista, sino que de manera cínica sabotearon el Congreso de Panamá, desterraron al general Melo, malograron los avances de la Constitución de 1870, ahogaron las posibilidades de la década del 30, asesinaron a Gaitán y con él a la UNIR. Robaron, callaron y cooptaron una buena parte de la ANAPO. Cometieron el genocidio político contra la Unión Patriotica, A luchar y el Frente Popular. Con la constitución del 91, además de los asesinatos, también ‘conejearon’ al M-19, PRT, EPL; MAQL y a la CRS.

Pero la Derecha jamás pensó que después de tanta masacre, burla, conejo etc., se diera paso a la construcción unitaria del PDA, como una síntesis de la oposición, que con heroísmo civil, ha transitado los más difíciles escenarios. Y desde luego, aparte de la represión y el asesinato permanente, el PDA se convirtió en su principal objetivo por destruir, al punto que, gracias a su macartismo y represión sin distingo, empujaron a un importante sector de la población al uribismo, unos por acción y otros por omisión. Al PDA le achacan los errores de la insurgencia, como si fuera su responsabilidad y de manera cizañera también nos culpan de los errores de la izquierda del vecindario, eso sí, sin reconocer nunca los aspectos positivos, ni, mucho menos, relacionarlos.El susto de ver a una izquierda reorganizándose, siendo capaz de dirimir sus asuntos con vehemencia pero sin divisiones, llevó a la Derecha a cambiar el libreto. Así pues, dado que ni el asesinato, ni los mal llamados falsos positivos, ni los fraudes electorales han amilanado al PDA, tuvo que recurrir a estratagemas de vieja usanza como lo es la cooptación de dirigentes para generar confusión.
Las dos versiones de la Derecha en puja, es decir, la ubérrima uribista y la light mokusiana cada una, y según las necesidades del Capital, tienen a su Garzón de turno. El primero, el latonero, comenzó como obrero, desarrugando las latas de los vehículos de la oligarquía, creció en la Izquierda, la aprovechó, confundió, se persignó y allí está, de latonero mayor, maquillando a la derecha más sanguinaria. El otro, el caddy, comenzó recogiéndole las bolas a la burguesía, creció en la Izquierda, y ahora, en la parábola del retorno, terminó cargándole las maletas al neoliberalismo camuflado de moralina.
Claro, el oportunismo no es nuevo, es tan viejo como la misma lucha social. Igual de antiguas son también las armas de la Derecha. Son varios los ejemplos de esta práctica, pero uno de los más tristemente célebres es el del «socialista Millerand», que aceptó ser ministro del gobierno burgués de Francia, impulsando el colaboracionismo, para, desde posiciones del establecimiento, poder avanzar en el programa transformador y beneficiar al pueblo. El resultado fue claro. Su colaboracionismo lo convirtió en un enemigo de los trabajadores franceses. En Colombia la lista es bien grande, eso sí, como eficientes administradores, ya sea elegidos o nombrados según la oportunidad. Además, a su lado pulula el resto de la fauna en los diferentes pisos térmicos de la lagartería que, en el caso de Garzón, el latonero, transitó desde medianos cargos públicos, mandadero de la iglesia, hasta el Ministerio del Trabajo. Recuerdo ahora que en ciertos rituales de Asambleas de la izquierda, aquellos que vociferaban radicales discursos, al mismo tiempo tenían carga-maletines haciendo cola en la puerta trasera del Ministerio, pues, al fin y al cabo, Angelino no era tan malo y había que aprovecharlo. Así pues, la frontera entre el oportunismo y los que se escudan en el sentido de la oportunidad es muy estrecha.
«Ráspale la piel a un izquierdista y encontrarás un burócrata», sentenció proverbialmente Lenín. En nuestro caso, a los garzones, latonero y caddy, los une también que ambos vienen de tener posiciones «duras» al interior de sus militancias de origen. Pero, los verdaderos radicales, tal como lo dijo el maestro de Tréveris, van a la raíz de los problemas; los izquierdistas, por el contrario envisten contra la hojarasca, y cuando cae en sus manos una herejía del dogma defendido, rápidamente y sin fundamentos se aferran a ella como su nueva fe; pero como las herejías no se dejan dogmatizar, se arrastran rápidamente para mudar de piel y convertirse en renegados. Los radicales son revolucionarios, los izquierdistas, a menudo, mercenarios en potencia para conspirar contra los trabajadores.
Ya me alegarán que Garzón, el cargapelotas, no es tan lagarto como Garzón, el latonero, pero en estas variables del oportunismo las distancias son conmensurables. Ambos, desde diferentes ángulos, atentan contra el PDA haciéndole el juego a las variables de la Derecha. Cada expresión de ésta tiene su ‘lado izquierdo’. Y si en cada una hay un Garzón, entonces para qué el PDA? Para dos cosas: decir que Colombia es democrática y tener a quién achacarle lo que hace la insurgencia y los mandatarios insumisos del vecindario.
Por fortuna, hay vida después de las elecciones y ya los del PDA sabremos hacer un balance de nuestras fallas y de nuestras perspectivas. Por ahora, hay que adelantar la tarea para lograr, hasta donde se pueda, un buen desempeño en las presidenciales; pero, al tiempo, hay que aprovechar para balancear nuestras fuerzas. Es claro que muchos en la primera tormenta, antes que ayudar a conducir la nao, se fueron a babor, los menos -izquierdismos abstencionistas-; y los otros, se volcaron a estribor –Mokcus- los más númerosos.
Como con el cambio climático, después de las tormentas vienen las sequías tremendas –de votos y puestos- también allí podremos hacer algunas lecturas sobre nuestro tema. A Los lagartos que el tiempo y la oportunidad no les dieron para alcanzar playa ajena, puesto o curul alguna, seguramente, se acomodarán en sus pequeños estancos y a nombre del pueblo lanzarán sus discursos izquierdistas o colaboracionistas para garantizar estar a flote, esperando la próxima oportunidad, preocupados por su suerte sin importarles de fondo el Ideario de Unidad. Por fortuna, la inmensa mayoría de nuestros militantes y dirigentes son gente con las manos limpias y la conciencia llena de esperanzas.
Un proyecto con perspectivas tiene el deber de hacer lucha ideológica permanente. Esta lucha es hacia dentro y hacia fuera, pero siempre con una perspectiva popular. Sin dramatizar, como dice un buen amigo, tenemos la responsabilidad de reconocernos en medio de la diferencia, afinar nuestra propuesta y aceptar que el único remedio es un partido verdaderamente organizado. De no apostarle al proyecto colectivo de los trabajadores, nosotros mismos podremos, Dios no lo quiera, de un momento a otro, aparecer bajo la piel de un Garzón.
Preguntas: ¿Qué pensará el milagroso de Buga que su oveja –el latonero- se ponga al servicio de tan sanguinarios señores? ¿Cómo se retorcerán en su tumba cientos de camaradas de la USO asesinados, cuando los jefes de Garzón –el caddy- proponen profundizar la privatización de ECOPETROL?
Nota: Alexandre Millerand fue nombrado Ministro de Comercio en Francia, junto con el Ministro de Guerra Gallifet, que había ordenado la ejecución de unos 30.000 comuneros en 1871.


Alfredo Holguín
Militante del PCC(PDA)
Miembro de la Fundación Walter Benjamin
Tynset, Noruega. Abril 27 de 2010
http://www.blogspot.com/

martes, 13 de abril de 2010

Carlos Gaviria y la Tesis III sobre Feuerbach

Maestro, ¡póngase la camiseta los últimos 10 minutos!

“Mañana se podrá discutir,
hoy lo más honrado es luchar.”
Julio Antonio Mella
Para hablar de Carlos Gaviria, se necesita una montaña de libros por tribuna, y un océano de compromiso ético por horizonte. De allí, pues, que para referirse a Usted, maestro, hay que hacer un gran esfuerzo. Ya en un artículo anterior, y de manera respetuosa le había expresado que “nunca un dirigente político activo me había inducido a leer tantos libros”, y que “... no puede irse a casa un hombre que convirtió los actos de campaña en conferencias magistrales.”
Al principio, y cuando apenas despuntaba su liderazgo, los trabajadores y los pobladores humildes que hemos logrado abrazar la lucha política consciente, recibimos la impresión superficial de que su mensaje no estaba al alcance de nuestros modestos conocimientos, que sus cortos discursos desaprovechaban los abarrotados auditorios; sin embargo, poco a poco, como en el verso de Fernando Pessoa, nos hizo comprender que “... La luna brilla por igual en el mar y en los pequeños charcos, porque está lo suficientemente alta”; es decir, que sus planteamientos coherentes anidarían, por igual, tanto en los más ilustres intelectuales, como en los más sencillos pobladores.
Nadie, ni sus enemigos de la derecha ubérrima, o sus adversarios a la izquierda, desconoce su impronta en la lucha política. Su origen, su medio social y, desde luego, sus capacidades personales, han hecho de Usted una persona brillante, pero fueron los destacamentos más avanzados del pueblo quienes le abrieron el camino para ocupar ese lugar prominente en nuestra Historia. Y, cuando uno asume un encargo social de tal envergadura, endosa su acervo a las necesidades del colectivo; en ese sentido, todos asumimos grandes responsabilidades sin importar el puesto que tengamos en la lucha, y tal como nos lo enseño Sartre: “Cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, queremos decir que el hombre es responsable no sólo de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres”.
Ante las dificultades de la coyuntura, es importante apelar a nuestras convicciones y tener capacidad de diferenciar entre lo que nos gustaría que sucediera y lo que en realidad sucede. Se impone, pues, hacer un paréntesis y cerrar filas alrededor del proyecto colectivo, concentrándonos en la presente tarea política, como salvaguarda del Polo y su Ideario de Unidad, pues es aquí adonde hemos de dirimir las diferencias e impulsar los acuerdos.
Somos muchos los que hoy lo añoramos, de eso no tenga duda; y ya tendremos momentos para la autocrítica quienes por acción u omisión contribuimos a los desenlaces conocidos. Es importante que tengamos la altura no sólo de reconocer las decisiones de la Consulta, sino que cuando hay decisiones colectivas debemos asumirlas, poniendo en alto la consigna que reza que la práctica es criterio de verdad; lo que no significa, empero, que la adversidad vacíe de verdad nuestros planteamientos.
En el 2006 crecimos porque hubo generosidad de todos; empujamos colectivamente y aplazamos las diferencias para privilegiar la tarea del momento. Cosechamos los mejores resultados nunca antes vistos; crecimos, discutimos, y hoy estamos en otro ciclo de la espiral. Pero, lo que no soporta la derecha y sus bufones de turno, es que el PDA no sea un simple y pasajero frente electoral. Les duele y les preocupa que ya no nos pueden acusar de ser una izquierda dividida y antropófaga; les duele y les preocupa que, por primera vez en décadas, juntos comenzamos a construir el horizonte de la esperanza, en un escenario, por decir lo menos, bastante complejo y adverso.
Los que no vemos al PDA instrumentalmente, no podemos olvidar que “son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias, y que el propio educador necesita ser educado” (Tesis 3 Sobre F.). Aquí, el maestro de Tréveris nos señaló la importancia de comprender el sano movimiento recíproco entre hombres y circunstancias. Que las relaciones entre los ciudadanos, y entre estos y la naturaleza, son, pues, de carácter histórico; y creo que estamos de acuerdo en que somos de esa estirpe convencida de que la sociedad es anterior a los individuos, pues, a pesar de nuestras particularidades, saltamos sobre nuestra propia sombra confrontando el individualismo. Necesitamos tener muy presente que estamos frente a un enemigo sin escrúpulos, que el PDA, con sus diferencias internas necesarias, es un proyecto en construcción, y que hay que asumir las complejidades del momento en perspectiva, teniendo siempre muy presente: “... que las circunstancias determinan tanto a los hombres, como éstos lo hacen con las circunstancias” (Ídem).
No actuar colectivamente es suministrarnos nosotros mismos la cicuta, dejándole el paso expedito al abanico variopinto de las derechas de toda estirpe. Es por ello que, Usted y todos los que tenemos el valor ético de encarnar al PDA con sinceridad, hemos de colocarnos al servicio del proyecto, más en momentos cuando toma vigencia aquella expresión bicentenaria que dice que vacilar es perdernos.
Sin sucumbir en el inmediatismo, considero que la tarea urgente es mantener y, si se puede, aumentar el acumulado del PDA con la candidatura presidencial de Gustavo Petro. Como acertadamente lo dijo Julio Antonio Mella: “Mañana se podrá discutir, hoy lo más honrado es luchar.”
Alfredo Holguín M.
Militante del PCC (PDA)
Miembro de la Fundación Walter Benjamin
Tynset, abril 12 de 2010.

lunes, 5 de abril de 2010

Mockus o Petro. Un voto rodando por la cinta de Moebius


De por qué no se puede ser uribista y antiuribista al tiempo y bajo el mismo aspecto

Los ataques contra el PDA y Gustavo Petro, además del llamado urgente de ciertos columnistas a que se unan Mockus y Fajardo, por lo menos dejan ver con claridad que el llamado 'centro', es un borde externo de la derecha, que según el grado de la ecuación se puede ver como centro e incluso como izquierda, como si camináramos por la cinta de Moebius tal como sigue:




En una lucha política tan precaria, donde Santos tiene que consultar el alma de Uribe, Noemí invocar a “Leidy Di” y Angelino al milagroso de Buga –que, de paso, no habla muy bien de sus profesores de marxismo-, el entusiasmo, la simpatía y otros tantos livianos adjetivos que arrinconan al sustantivo y no dejan conjugar el verbo pensar, se convierten en las palancas para mover el electorado. Pero, en medio de lo terrible siempre es bueno conocer lo peor, pues, se supone que quienes nos movemos dentro de ese 20% de los herejes, algún criterio tendríamos a la hora de tomar posiciones en política. Francamente, esperaba que más allá de ese alto porcentaje de hinchas uribistas, hubiese algo de opinión crítica en el resto, pero, al parecer, el pensamiento de derechas es una pandemia.

Se supone, que dentro de ese 20% encontraríamos un ciudadano medianamente informado, que tiene criterios y no es fácilmente manipulable. Sin embargo, al examinar cómo muchas personas que sienten la ilusión de ser de la izquierda democrática, se dejan llevar por entusiasmos y simpatías, a la hora de buscar una alternativa. Para no llamarnos a engaños, en muchos y muchas lo que anida es el espíritu conservador de capas medias, que anhelan que el mundo estuviera acotado entre el Chicó y la U de los Andes. Es decir, no todos allí son un mero grupo maleable, son capas convencidas de que es mejor que los Evo y los trabajadores sean un objeto de estudio, antes que un actor social; mucho menos una alternativa de gobierno.

En ese sentido, el llamado es a ese sector que es capaz de discernir, por encima de sus comodidades materiales. ¿Es casual que cierto oportunismo pida la unidad de aquellos cuyo su lema de campaña es “ni uribistas ni antiuribistas”? No, no lo es. Como tampoco es circunstancial que ambos hayan sido efectivos administradores neoliberales de importantes centros del capital y aconductadores cívicos. Lo de matemáticos, en cambio, sí lo es; pero, el fondo está en el uso y abuso de camisetas éticas de moda, que se portan según el color del firmamento Neoliberal.


Lo positivo del asunto es que estamos frente a personas que saben lo que hacen y ambos, de sobra, han de entender el planteamiento aristotélico que dice que “no se puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”. Si yo no soy ni uribista ni antiuribista bajo la misma coyuntura, ergo, soy un oportunista. Uno no puede andar con estandartes éticos y de buen comportamiento, cuando le abre las compuertas a la inmoralidad del capital y cohonesta con mezquinos comportamientos sociales. En últimas, nos quieren poner a elegir entre los capataces del ubérrimo y los administradores de las trasnacionales: unos matan con motosierra y otros son cómplices de la muerte imperceptible. Concedo que, los segundos, dan un poco más de tiempo para reaccionar.

Veamos las argucias del Mockusismo- Fajardimo y su bufón de turno.

  • Nada más politiquero que autodenominarse apolítico
    Una argucia que el señor Mockus nos vendió, fue la idea que él era antipolítico, que los partidos no servían para nada y que lo más sucio que había era el parlamento y las alianzas; que patatín patatán. Pero, resulta que le gustó ser candidato una y otra vez, buscar votos, ir al parlamento, fundar partidos y eso sí, las alianzas desde Noemí, pasando por camuflarse como indígena. En materia de alianzas, resultó muy astuto, hasta el punto de juntar lo injuntable en el PVC, ¡aaah! Eso sí, sin ir a molestar a Uribe; es decir, sin gente de izquierda, sin el PDA, sólo con renegados. En conclusión, la antipolítica – herramienta del Consenso de Washington- resultó ser la llanta de repuesto del establecimiento para oxigenar “las oligarquías emergentes”, que reemplazaron la vieja dirigencia política, por una tecnocrática de pensamiento único y felices porque el neoliberalismo es El Fin de la Historia.

  • La croactividad, un legado tan grande que hasta Uribe lo copió
    No está bien que cierta “opinión” bien informada se comporte como Funes el memorioso de Borges, que tenía capacidad de recordar lo que le interesaba pero no de proyectar. A muchos se les olvidó que cuando Uribe nos propuso sus sapitos universitarios, la idea ya tenía marca registrada desde la administración Mockus del año 2003, cuando planteó que el sapeo sería la solución para resolver los problemas de convivencia ciudadana.

  • Los rasgos indígenas de Mokcus/Fajardo y el uso instrumental de lo raizal
    Si en algo ha sido cuidadoso el PDA, es en interlocutar con reconocimiento y actuar en luchas concretas con el movimiento indígena y el movimiento raizal. Otra experiencia es la que han vivido estos “Verdes”, que asumen el nombre indígena según la oportunidad para inscribirse, sumar unos cuantos votos y después cambiarse la camiseta. Una cosa es la comprensión de este asunto social como nos lo enseñó el maestro Orlando Fals Borda, y otra muy diferente es el uso instrumental hecho por Fajardo y Mokcus, manipulando la cuestión indígena. Si ellos con sus rasgos tan raizales, y fueran unos convencidos de la lucha de los pueblos originarios, ¿porqué no continuaron llamándose ASI? Quizás el verde les calzaba mejor para la ocasión.

  • No debemos olvidar que Antanas abrió las compuertas a la autofinanciación de la UN
    Con consecuencias tan ciertas, por lo funestas, que hasta el megauribista rector Wasserman se atrevió a desafiar al caudillo armándole un sindicato de rectores para pedir financiación de la universidad pública, imitando a esas turbas de revoltosos que tanto les molestan. Mockus ejecutó con sobresaliente aplicación las políticas de ‘Apertura Educativa’, siendo el rector nombrado por la dupla Cesar Gaviria/Hommes. Pero, además, no hay que olvidar que en su alcaldía implementó el sistema de concesiones basado en la Ley 715 de 2001. Sería muy extenso reseñar el daño hecho a las Empresas Públicas del Distrito.

  • No todo lo verde es ecológico
    Es caricaturesco, el nombre de Partido Verde; frente a lo que significan sus postulados. El legado es claro, ciudades organizadas para que quepan más carros y transiten mejor las mercancías, es decir, ciudades más grises y cuadriculadas para la confianza inversionista. El grupo más avanzado de estos “verdes” representa un ecologismo ligth, cuyos slogans buscan calmar la mala conciencia de las capas medias, que tienen información de los graves daños que el industrialismo ha causado al medio ambiente, pero se pintan de verde para poder seguir consumiendo, sin tanto remordimiento, productos con verde maquillaje. ¿Será que esta agrupación es capaz de hacer un programa ecológico antisistémico? ¿Será que el señor Peñalosa es capaz de ceder frente sus ganancias de Transmilenio S.A. y dejar de atravesarse al sistema masivo de transporte? ¿Quién los vio comprometidos en sacar adelante el referendo del agua? Siendo amigos todos ellos del TLC, ¿cómo van a combinar su aplicación con los devastadores megaproyectos?

Así pues, que echar a rodar el voto por Mockus es como salir a trotar por la cinta de Moebius. En el camino nos encontraremos, según el momento, a un antipolitico, un centrista, un demócrata, un aconductador, un administrador y, en fin, volveremos en complejo viaje al punto de partida invertido y nos encontraremos con lo que es: un administador de la Nueva Derecha. En tal sentido, no hay que dejarse llevar por espejismos y redoblar los esfuerzos por ganar a ese grupo para que salga del analfabetismo funcional en política. Por el contrario hemos de fortalecer lo más parecido a una alternativa para sacar a Colombia de esta crisis: el PDA. Claro, hay que gozarse creativamente el viaje por la cinta, pero eso sí, siempre teniendo a mano la ecuación –léase programa- que nos permita, en todas las circunstancias y planos, estar ubicados a la izquierda.

El PDA, y con él Petro, representan la posibilidad de juntar la inteligencia, la lucha honesta y el acumulado histórico en el cual los destacamentos más avanzados del pueblo han colocado sus esperanzas. No puedo dejar de reconocer que sostener una discusión con Mockus es enriquecedor; pero, indudablemente era mejor discutir en el ámbito del “anfibio cultural” que con el metamorfoseado “reptil político”. Su destemplado tenor, Peñalosa, cual camaleón, hace uso instrumental de lo ecológico, pero, en el fondo, hace parte de los grises a quienes, con buenos modales, sólo les interesa el capital. Lucho y el otro garzón... “perdónalos señor, se hacen los astutos, pero en el fondo no saben quién los utiliza”.
O trabajamos duro para ir a la segunda vuelta, o vamos preparándo el higado, pues en política los errores se pagan con mayores dosis de purgante. La tarea es trabajar por darle al PDA el lugar de oposición consecuente y de alternativa para construir otra Colombia, con un modelo alternativo de desarrollo. Hay que difundir con fuerza el Ideario de Unidad, para que gentes decentes y hasta bien intencionadas no se deslicen confusamente al farragoso mundo mockusiano.
Nota: si queda algo de memoria, no hay que olvidar lo que hicieron los dueños del capital en Perú. Una vez Fujimori “pacificó” el país, lo desecharon y buscaron al inteligente y amaestrado Toledo, quien raspó la olla, profundizó el modelo y... allí están los resultados.
Alfredo Holguin M.
Militante del PCC (PDA)
Miembro de la Fundacíon Walter Benjamin.
Tynset, Noruega, 8 de abril 2010.

sábado, 3 de abril de 2010

BALANCE ELECTORAL: FÁBULA O APORÍA
-Acerca de las elecciones parlamentarias en Colombia del 14 de marzo de 2010-

«Los cuentos no deberían ser para hacer dormir a los niños,
sino para despertar a los adultos »
Francois Valley

Los pitonisos del pasado con facilidad y frecuencia opinan ex post facto, acomodando sus análisis a los resultados. Es decir, no se equivocan. Otros hacen caso omiso de la realidad, haciéndose los de la vista gorda con sus fallidos pronósticos. Como si nada hubiese sucedido, rápidamente inician sus nuevas especulaciones; es decir, no se inmutan. Y otros, cuando sus deseos encuentran dificultades se declaran optimistas, para luego, y según el sol del día declararse pesimistas. Su pesimismo u optimismo lo acentúan al vaivén de lo que bonachonamente han de pronosticar y recetar, cual meteorólogos del «alma». De fácil uso, la dupla optimismo-pesimismo se convierte en aspirina que calza en todos los «estados de ánimo» de la gente. Es decir, estos tampoco se equivocan.

Claro, de los analistas y comentaristas del establecimiento, se puede esperar este tipo de comportamiento; al fin y al cabo es su oficio. Pero lo que sí es lamentable es que desde la izquierda informada y comprometida con ideales y proyectos serios, como el PDA, nos quedemos sumergidos en ese lodazal movedizo, sin capacidad para discernir entre la hojarasca y los ejes centrales de la problemática.

Si leemos las aporías de Zenón –p. e. Aquiles y la Tortuga- como si fueran las fábulas de Esopo, vamos a inferir, equivocadamente, una moraleja y concluir que «los lentos y seguros llegan más lejos». Pero, si por el contrario leemos la aporía como un enunciado que expresa una inviabilidad en el orden racional, en lugar de llegar a una moraleja, llegaremos a la conclusión de que hay un problema mal planteado. Lo más enriquecedor allí, es que en lugar de moralina, identificamos los problemas. Antes de tratar de resolverlo de manera improvisada, lo más sensato es acercamos a un planteamiento adecuado de las preguntas fundamentales.

Precisamente, lo que se advierte en montones de páginas, es que existe una desconexión entre las causas contextuales de determinado aspecto, el análisis de sus resultados, las acciones para superar la anomalías y las perspectivas. Veamos algunos rasgos de este comportamiento:

-Culpar a las circunstancias. Se volvió lugar común entre cierta izquierda, siempre buscar culpables de resultados y justificar las situaciones adversas. Cuando obtenemos resultados alentadores, el entusiasmo nos lleva a sobredimensionar nuestras capacidades, dejando de lado la necesidad de observar los aspectos en los cuales debemos centrar nuestra atención, pero cuando los resultados son adversos, utilizamos de manera manida y vaciada la palabra autocrítica para pasar rápidamente a justificarnos, colocando el grueso de la responsabilidad fuera de nosotros y culpando a las circunstancias, sospechando de lo insospechable. Ya es hora de tener el valor de reconocer que no todas nuestras falencias son responsabilidad de nuestros enemigos, de lo contrario, seremos incapaces de hacernos una autocrítica seria y desde luego dar pasos adelante.

-El exceso de liberalismo contradice nuestras aspiraciones. Sin desconocer que el PDA es una espiral relativamente nueva de los procesos unitarios de la izquierda, debemos decir que la inmensa mayoría de sus componentes ya tenemos edad suficiente para comprender que el parlamentarismo y las prácticas individualistas han de sernos ajenas. No podemos continuar con la práctica donde cada candidato es una mónada auto-referente, cuya ligazón formal es el Ideario de Unidad. Es una aporía, vestirse de izquierdas gritando que otro mundo es posible, pero con actuaciones abiertamente liberales. Es un contrasentido tener una amplia base comprometida del proyecto PDA, mientras un puñado de dirigentes sólo ven el PDA como una sombrilla pasajera para esquivar la tempestad. Por fortuna existen agrupaciones y dirigentes que le apuestan más a la suerte colectiva que a sus mezquinas ilusiones liberales; a aquellos y a su entorno, el sol les alumbra mejor a su espalda.

-Uvas verdes y el reconocimiento de las decisiones colectivas. Bien decía John Locke en su Carta sobre la Tolerancia que «toda iglesia es ortodoxa frente a sí misma, pero a la vez herética frente a las otras». Es inaceptable la falta de madurez de la dirigencia política para asumir con altura las decisiones colectivas, que al fin y al cabo son el eje de la dirección democrática. Y el problema nos atraviesa a todos y a todas, partiendo del maestro Gaviria, de quien hemos aprendido tanto, que al aceptar a regañadientes los resultados de la consulta interna, envió un mal mensaje a militancia y simpatizantes. ÉL hubiese hecho mucho más contribuyendo a la formación de Petro y ensanchando el horizonte del Polo. Pero, peor aún es la actuación de agrupaciones que ni siquiera esgrimimos asuntos de forma, sino que de manera socarrona, nos hicimos los locos e hicimos una ‘campaña compartimiento’, aislada del contexto general, sin importarnos la suerte colectiva, es decir, las presidenciales. Basta hacer una rápida mirada a las páginas Web de la diversas agrupaciones; salvo contadas excepciones, las agrupaciones o candidatos que apoyaron a Carlos Gaviria invisibilizaron a Petro o lo colocaron en sus afiches de manera microscópica; es decir, por guardar la apariencia. Seguramente, de haber favorecido la consulta al maestro Gaviria, algunos seguidores de Petro hubiesen actuado igual.
Sin desconocer que somos naturaleza moldeada en sentimientos, nuestra razón de ser son los ideales políticos y nuestra responsabilidad ético-política está por encima de caprichos o sentimientos, personales o de grupo; de lo contrario, enviaremos un mal mensaje y seguiremos nuestra marcha, haciéndonos los pendejos, justificando nuestras tristes actuaciones, y diciéndoles a los trabajadores que las uvas están verdes.

-La tempestad y el sol del fetichismo jurídico. Es claro que se ha consolidado la derecha colombiana. Podemos volver a invocar el justo pero manido argumento de la abstención; podemos justamente denunciar las anomalías, como debe ser; que los resultados de la derecha son producto del crimen y de la corrupción generalizada; pero, el problema es que nosotros, ni somos columnistas de oficio, ni somos una ONG, somos un partido de izquierda en construcción.
La verdad monda y lironda, si sacáramos al PDA y a una pequeña parte de la agrupación coyuntural Partido Verde y el liberalismo, es que el variopinto mundo de la derecha colombiana se ha apuntado más del 75% del parlamento, pero con dos agravantes para la lucha venidera: a) el establecimiento logró una parcial pasteurización, pues las cualidades de producto quedaron mejoradas, cuidándose que los para-organismos más visibles pasaran a los denominados partidos cloacas, y b) queda en el ambiente –nacional e internacional-, que a pesar de todos los males estamos frente a un legítimo juego democrático.

Lo más grave del asunto, es que así como el trabajo alienado es el principal instrumento de dominación hacia los trabajadores, a ello hay que agregarle el fetichismo jurídico. Utilizar las herramientas de la burguesía y colocarlas en un lugar de privilegio, es un claro indicador de que no sólo estamos en una etapa defensiva de la lucha, sino que mutamos de tal manera, que antes marchábamos y luego utilizábamos la lucha jurídica, ahora tenemos cientos de frentes de lucha jurídica, para ver si algún contingente «espontáneo» nos acompaña con lucha callejera. Lo anterior nos indica, sin desconocer las enseñanzas de la utilización de la lucha jurídica, que hoy se vive una especie extrapolación de los niveles de lucha, llevando a algunos de nuestros voceros a cultivar la ilusión que con mínimos proyectos de ley se va a incomodar al sistema. Claro está, un conflicto altamente degradado y una lectura miope -de sectores de la izquierda- de la realidad, conducen a buscar la reparación antes de haber terminado el mismo conflicto, lo que claramente indica que de no cerrarse ese capítulo, difícilmente podremos tener cabeza para conquistar un escenario para las grandes transformaciones. No es justo que un partido de izquierda con tanto porvenir, pierda tiempo defendiendo el parlamento, apelando a los tribunales internacionales como gran solución y discutiendo quién es mejor o peor: el procurador o el registrador.

-Hay vida y lucha después de las elecciones. De nada sirve si seguimos haciendo como PDA lo que criticamos; es decir, si nos contentamos con ser comentaristas y ejerciendo la denuncia –que, de paso, habla bien de las ONG decentes que son muchas-.
Termino este comentario haciendo estas sugerencias:
  1. Levantar la imagen del PDA como el único sector organizado –desde adentro del sistema- que lucha por los intereses de los trabajadores; como la reserva ética donde tienen cabida los y las colombianas que votan conscientemente, además de ser la síntesis más importante del pueblo colombiano en más de 80 años de lucha. No podemos perder de vista que, a pesar de nuestras falencias, no somos un grupo coyuntural que emerge sólo para unas elecciones, sino que tenemos perspectivas de poder y no sólo vocación de administradores del modelo. Quizás, la urgencia de la coyuntura nos obligue a actuar siguiendo a los hechos –alguna alianza pasajera-, pero ello no nos debe hacer caer en el error de desdibujar el proyecto, cometiendo la irresponsabilidad de dejar a los trabajadores sin un instrumento para la lucha política. Está demostrado, los garzones pasan –desde luego, hacen daño- pero el proyecto continúa, pues el ideario de unidad no es una camisa de poner y quitar según la corraleja, es el germen de un programa transformador.
  2. Cerrar filas alrededor de la candidatura presidencial del PDA, donde recojamos e integremos en un único esfuerzo la capacidad de trabajo que cada uno de nosotros hizo para sacar adelante la candidatura de su grupo o sector. Colocar en práctica el trabajo de base, municipio por municipio, que le dio a Petro resultados positivos en la consulta interna. Colocar toda la infraestructura popular al servicio de la candidatura del PDA tal como lo hicimos cuando derrotamos el referendo uribista –oct. 2003- y, desde luego, sacar a relucir la capacidad de cientos de militantes. Unamos la inteligencia de Gaviria con la lección de alta política de Navarro, quien maduramente se puso la camiseta de su adversario interno.
  3. En la medida en que casi todos somos de cultura judeo-cristiana, deberíamos hacer una introspección como militantes de izquierda y auto-examinarnos hasta dónde nuestras actuaciones hacen más parte del individualismo liberal y de la terrible sociedad de consumo, por más que nos justifiquemos. Yo no puedo ser dirigente sindical sólo pensando en el fetiche parlamentario, yo no puedo «hacer carrera política» para salvar mi suerte a nombre de nobles ideales, yo no puedo socializar mis errores y privatizar mis logros, pero de ninguna manera –parafraseando a E. Zuleta- puedo juzgar a los demás por sus resultados, pero a mí mismo por mis pretensiones.
  4. Tenemos importantes herramientas políticas que han contribuido a generar momentos de crisis –por las alturas– del establecimiento, pero hemos descuidado de manera imperdonable la organización del PDA en sus estructuras de base. Hemos tenido alumbramientos en luchas políticas centrales como la denuncia contra el paramilitarismo, los TLC y luchas puntuales de los indígenas, trabajadores y estudiantes; sin embargo, si bien esas luchas hacen parte de los acumulados colectivos, no los hemos podido asimilar orgánicamente. Son esas construcciones sociales las que nos pueden garantizar empujar la crisis hacia la base de la pirámide y allí sí dar saltos cualitativos, lo demás es ilusión.
  5. Es necesario colocar en el escenario de la lucha política la pertinencia de una Asamblea Nacional Constituyente. Si bien es cierto que hay que defender los aspectos positivos de la Constitución del 91, no podemos perder de vista que éstos han sido en buena medida vaciados de contenido y la actual correlación de fuerzas seguramente permitirá más contra-reformas. Hay que dar el salto para volver a dar relevancia a los grandes problemas, donde las batallas nos obligarán a niveles más cualificados de la lucha e, incluso, en tener que ir más allá del intercambio humanitario, lo que necesitamos es un escenario para ventilar los ejes que permitan avanzar –sin instrumentalización del asunto de la Paz- a una solución política negociada. De lo contrario, podemos correr el riesgo de convertirnos en parte del paisaje, y en mera justificación de quienes ejercen el poder.

El cuentero Francois Valleys dice bellamente que «los cuentos no deberían ser para hacer dormir a los niños, sino para despertar a los adultos». En nuestro contexto, y con la responsabilidad que nos corresponde, deberíamos hacer esfuerzos por analizar la realidad más como una aporía, o de lo contrario seguiremos de moraleja en moraleja hasta marchitar la esperanza. Siempre es bueno recordar que es mejor ser dirigente por encargo social que por aspiración personal, y la buena lectura de Esopo y Zenón, ha de servirnos, como nos lo ha repetido el maestro Gaviria, para ser políticos en el sentido de Platón.

Alfredo Holguín M.
Militante del PCC (PDA)
Miembro de la Fundación Walter Benjamin
http://www.alfredoholguin.blogspot.com/
Tynset, Noruega. Marzo 28/2010.