“El renegado no defiende ya el socialismo
de los abusos poco escrupulosos;
ya no trata de vaciar el agua sucia de la revolución (...)
para proteger al niño del baño:
descubre que el niño es un monstruo al que hay que estrangular.
El hereje se convierte así en renegado.”
Isaac Deutscher
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Hemos concentrado nuestra atención en la lucha contra las variantes de la Derecha colombiana y no nos hemos detenido a examinar el dispositivo de la cooptación como herramienta del establecimiento.
Aparte de lo ya conocido, no sobra recordar que ella no ha escatimado esfuerzos para colocar frenos y zancadillas a la oposición. Claro, la noticia no es nueva, pues si se hace un poco de memoria no sólo traicionaron el ideario independentista, sino que de manera cínica sabotearon el Congreso de Panamá, desterraron al general Melo, malograron los avances de la Constitución de 1870, ahogaron las posibilidades de la década del 30, asesinaron a Gaitán y con él a la UNIR. Robaron, callaron y cooptaron una buena parte de la ANAPO. Cometieron el genocidio político contra la Unión Patriotica, A luchar y el Frente Popular. Con la constitución del 91, además de los asesinatos, también ‘conejearon’ al M-19, PRT, EPL; MAQL y a la CRS.
Pero la Derecha jamás pensó que después de tanta masacre, burla, conejo etc., se diera paso a la construcción unitaria del PDA, como una síntesis de la oposición, que con heroísmo civil, ha transitado los más difíciles escenarios. Y desde luego, aparte de la represión y el asesinato permanente, el PDA se convirtió en su principal objetivo por destruir, al punto que, gracias a su macartismo y represión sin distingo, empujaron a un importante sector de la población al uribismo, unos por acción y otros por omisión. Al PDA le achacan los errores de la insurgencia, como si fuera su responsabilidad y de manera cizañera también nos culpan de los errores de la izquierda del vecindario, eso sí, sin reconocer nunca los aspectos positivos, ni, mucho menos, relacionarlos.El susto de ver a una izquierda reorganizándose, siendo capaz de dirimir sus asuntos con vehemencia pero sin divisiones, llevó a la Derecha a cambiar el libreto. Así pues, dado que ni el asesinato, ni los mal llamados falsos positivos, ni los fraudes electorales han amilanado al PDA, tuvo que recurrir a estratagemas de vieja usanza como lo es la cooptación de dirigentes para generar confusión.
Las dos versiones de la Derecha en puja, es decir, la ubérrima uribista y la light mokusiana cada una, y según las necesidades del Capital, tienen a su Garzón de turno. El primero, el latonero, comenzó como obrero, desarrugando las latas de los vehículos de la oligarquía, creció en la Izquierda, la aprovechó, confundió, se persignó y allí está, de latonero mayor, maquillando a la derecha más sanguinaria. El otro, el caddy, comenzó recogiéndole las bolas a la burguesía, creció en la Izquierda, y ahora, en la parábola del retorno, terminó cargándole las maletas al neoliberalismo camuflado de moralina.
Claro, el oportunismo no es nuevo, es tan viejo como la misma lucha social. Igual de antiguas son también las armas de la Derecha. Son varios los ejemplos de esta práctica, pero uno de los más tristemente célebres es el del «socialista Millerand», que aceptó ser ministro del gobierno burgués de Francia, impulsando el colaboracionismo, para, desde posiciones del establecimiento, poder avanzar en el programa transformador y beneficiar al pueblo. El resultado fue claro. Su colaboracionismo lo convirtió en un enemigo de los trabajadores franceses. En Colombia la lista es bien grande, eso sí, como eficientes administradores, ya sea elegidos o nombrados según la oportunidad. Además, a su lado pulula el resto de la fauna en los diferentes pisos térmicos de la lagartería que, en el caso de Garzón, el latonero, transitó desde medianos cargos públicos, mandadero de la iglesia, hasta el Ministerio del Trabajo. Recuerdo ahora que en ciertos rituales de Asambleas de la izquierda, aquellos que vociferaban radicales discursos, al mismo tiempo tenían carga-maletines haciendo cola en la puerta trasera del Ministerio, pues, al fin y al cabo, Angelino no era tan malo y había que aprovecharlo. Así pues, la frontera entre el oportunismo y los que se escudan en el sentido de la oportunidad es muy estrecha.
«Ráspale la piel a un izquierdista y encontrarás un burócrata», sentenció proverbialmente Lenín. En nuestro caso, a los garzones, latonero y caddy, los une también que ambos vienen de tener posiciones «duras» al interior de sus militancias de origen. Pero, los verdaderos radicales, tal como lo dijo el maestro de Tréveris, van a la raíz de los problemas; los izquierdistas, por el contrario envisten contra la hojarasca, y cuando cae en sus manos una herejía del dogma defendido, rápidamente y sin fundamentos se aferran a ella como su nueva fe; pero como las herejías no se dejan dogmatizar, se arrastran rápidamente para mudar de piel y convertirse en renegados. Los radicales son revolucionarios, los izquierdistas, a menudo, mercenarios en potencia para conspirar contra los trabajadores.
Ya me alegarán que Garzón, el cargapelotas, no es tan lagarto como Garzón, el latonero, pero en estas variables del oportunismo las distancias son conmensurables. Ambos, desde diferentes ángulos, atentan contra el PDA haciéndole el juego a las variables de la Derecha. Cada expresión de ésta tiene su ‘lado izquierdo’. Y si en cada una hay un Garzón, entonces para qué el PDA? Para dos cosas: decir que Colombia es democrática y tener a quién achacarle lo que hace la insurgencia y los mandatarios insumisos del vecindario.
Por fortuna, hay vida después de las elecciones y ya los del PDA sabremos hacer un balance de nuestras fallas y de nuestras perspectivas. Por ahora, hay que adelantar la tarea para lograr, hasta donde se pueda, un buen desempeño en las presidenciales; pero, al tiempo, hay que aprovechar para balancear nuestras fuerzas. Es claro que muchos en la primera tormenta, antes que ayudar a conducir la nao, se fueron a babor, los menos -izquierdismos abstencionistas-; y los otros, se volcaron a estribor –Mokcus- los más númerosos.
Como con el cambio climático, después de las tormentas vienen las sequías tremendas –de votos y puestos- también allí podremos hacer algunas lecturas sobre nuestro tema. A Los lagartos que el tiempo y la oportunidad no les dieron para alcanzar playa ajena, puesto o curul alguna, seguramente, se acomodarán en sus pequeños estancos y a nombre del pueblo lanzarán sus discursos izquierdistas o colaboracionistas para garantizar estar a flote, esperando la próxima oportunidad, preocupados por su suerte sin importarles de fondo el Ideario de Unidad. Por fortuna, la inmensa mayoría de nuestros militantes y dirigentes son gente con las manos limpias y la conciencia llena de esperanzas.
Un proyecto con perspectivas tiene el deber de hacer lucha ideológica permanente. Esta lucha es hacia dentro y hacia fuera, pero siempre con una perspectiva popular. Sin dramatizar, como dice un buen amigo, tenemos la responsabilidad de reconocernos en medio de la diferencia, afinar nuestra propuesta y aceptar que el único remedio es un partido verdaderamente organizado. De no apostarle al proyecto colectivo de los trabajadores, nosotros mismos podremos, Dios no lo quiera, de un momento a otro, aparecer bajo la piel de un Garzón.
Preguntas: ¿Qué pensará el milagroso de Buga que su oveja –el latonero- se ponga al servicio de tan sanguinarios señores? ¿Cómo se retorcerán en su tumba cientos de camaradas de la USO asesinados, cuando los jefes de Garzón –el caddy- proponen profundizar la privatización de ECOPETROL?
Nota: Alexandre Millerand fue nombrado Ministro de Comercio en Francia, junto con el Ministro de Guerra Gallifet, que había ordenado la ejecución de unos 30.000 comuneros en 1871.
Alfredo Holguín
Militante del PCC(PDA)
Miembro de la Fundación Walter Benjamin
Tynset, Noruega. Abril 27 de 2010
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